Crónicas de impunidad y corrupción en México.
Carlos Hank González definió en una frase los usos y costumbres que caracterizaron la forma de gobernar en México: “un político pobre es un pobre político”. El binomio dinero-política parecía indivisible y estaba bien visto. Por eso, durante muchos años, los hijos y los nietos del poder siguieron ostentando sus fortunas sin tener que explicar sus orígenes. Ese universo pleno de armonía terminó cuando al final de su sexenio, José López Portillo recibió un rancho como regalo del líder sindical Joaquín Hernández Galicia, la Quina. La sociedad exigió rendición de cuentas y las reglas cambiaron… para seguir igual. La justicia dejó de ser ciega y se convirtió en el mecanismo del control presidencial por excelencia. ¿A quién investigar y a quién no? El político libre de culpa que arroje los primeros fajos de dinero. En este contexto, la periodista Isabel Arvide cuestiona qué hay detrás de los escándalos y señalamientos contra personajes como Elba Esther Gordillo, Mario Villanueva, Humberto Moreira y Javier Duarte, entre otros. Y advierte: “estas páginas pretenden contar la historia de algunos bandidos y políticos; de malandros y rufianes, de aquellos que se han servido del poder y también de quienes ha sido aplastados por el sistema”.
Entre políticos y rufianes Isabel Arvide
Grupo Planeta